Conocer los límites entre el plagio, la cita y el parafraseo

Llevar el pensamiento a la escritura implica una gran dificultad, y si además consideramos que la sociedad moderna demanda que ese pensamiento sea original, la dificultad aumenta aún más. Sin embargo, tomando en cuenta que para construir un argumento generalmente es necesario apoyarse en las ideas de otros, nos adentramos en un terreno delicado en el que es fundamental tener claro cuáles son los límites entre el préstamo de una idea, la imitación de la misma y el plagio. De esta problemática trató la conferencia El discreto encanto del plagio. ¡Cómo plagiar para ser exitosos!, dictada por el maestro José Reyes González Flores, académico del CUCSH, en el marco de las Segundas Jornadas de Psicología y Humanidades, de la UIV 2016.
 
A través de una revisión histórica de casos de autores clásicos como Voltaire, Rabelais, Ignacio de Loyola, Coleridge o Shakespeare, en cuyas épocas era poco grave tomar una idea ajena como si fuera propia; hasta las controversias suscitadas por Octavio Paz, Arturo Pérez Reverte y Carlos Fuentes, que han sido objeto incluso de demandas legales, se hilvanó una reflexión que observaba recursos estilísticos, como el pastiche o la parodia, en los que el grado de apropiación de lo ajeno varía. Es importante señalar que a partir de la promulgación de las leyes que observan los derechos de autor, hacia finales del siglo XIX, este asunto se volvió más complicado debido a cuestiones mercantiles. La complejidad va en aumento en pleno siglo XXI, conforme al gran intercambio de información que ha generado el uso de las TIC.
 
Ante escenarios en donde se justifica, desde ciertas teorías del arte, el que un autor o un artista retome elementos que otros han utilizado anteriormente; casos en que a pesar de las pruebas contundentes, el plagiario continúa impunemente con su tarea y además lucra con ello; hasta recientes polémicas generadas en el seno de algunas instituciones de prestigio por el flagrante plagio de algunos de sus miembros; una de las posturas más éticas consistiría, por lo menos en el ámbito académico, en aprender a hacer uso correcto de las metodologías para citar fuentes y de las técnicas adecuadas del parafraseo. Y en los demás ámbitos de la cultura y las artes, tener en cuenta la delgada línea que existe entre la repetición de un tema, la reelaboración de un discurso ajeno, y el uso doloso de las ideas de los demás.
 
Texto y fotografías: Marina Ortiz