Jean Meyer, honoris causa UdeG

 

Jean Meyer, honoris causa UdeG

Foto: Archivo

Por Víctor Rivera
2 Noviembre 2015

Para conocer un país y quererlo no basta con haber nacido en sus tierras, sino haberlas recorrido y vivido. Tal vez ese es uno de los motivos por los que el historiador de origen francés, y mexicano por adopción, Jean Meyer decidió quedarse a vivir en México. 
Cuando el joven Meyer visitó el Occidente del país y caminó cada tramo de tierra que daba fe de un hecho reciente —que únicamente aparecía en los cantos populares de “Viva Cristo Rey”, en las anécdotas que se pasaban de boca en boca y que los historiadores reconstruían a través de documentos oficiales—, él se adentró a conocer el tejido que nadie había investigado y a través de su testimonio, reconstruiría la historia de la Guerra Cristera. Tanto, que cuando presentó este proyecto en su natal Francia como tesis de licenciatura, su profesor le diría: “Esto no es historia, lo que tú hiciste es periodismo”.
En una entrevista reciente a este medio, diría que “desde 1977 soy ciudadano mexicano. (México) con todo y los problemas es un gran país. La organización de la sociedad civil sí existe y eso me da esperanza”. Por ello, sus investigaciones posteriores, y también su vida, las dedicó al país que le abrió las puertas de su historia a través de las voces populares.
“Abajo sigue existiendo el pueblo mexicano, y no me refiero a los malvados de Tepito y de la plebe que vive de los traficantes y narcotraficantes, hablo de esos trabajadores sencillos y honestos: policías, barrenderos, los obreros o los ingenieros. ¿Por qué crees que los Estados Unidos aprecian tanto la mano de obra mexicana? Eso es lo que me da esperanza, así como la gente que se organiza. Con todo y los problemas hay muchos recursos y no me refiero a economía, hablo de la gente”.
Meyer ha participado en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, ha sido reconocido por parte del Centro Universitario del Norte con el premio Tenamaztle y por el Centro Universitario de los Lagos con el galardón Carlos Terrés.

 

 

Nota publicada en la edición 856