Problematización sobre los registros cotidianos actuales, en el Seminario de Historia Mexicana

Este miércoles 28 de noviembre se llevó a cabo la conferencia Vestigios digitales del presente: registro audiovisual cotidiano, procesos de archivación y tensiones memoria-olvido, impartida por la doctora Isaura Sánchez Hernández, profesora investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana. Esta charla fue la última del décimo quinto ciclo de conferencias del Seminario de Historia Mexicana. En ella, la doctora Isaura realizó una retrospectiva sobre la manera en la que la fotografía fue integrándose a la vida cotidiana de las personas: tomando en cuenta que en sus albores las técnicas y los costos permitían sólo a unos pocos tener fotografías, y aun para los integrantes de las clases altas solían ser unas pocas imágenes de ocasiones especiales, como las bodas o los logros académicos; conforme la tecnología fue avanzando y los dispositivos se volvieron menos complejos para ser utilizados, aunado a las dinámicas sociales que se fueron modificando, permitiendo que sectores un poco más amplios programaran vacaciones periódicamente, las fotografías eran utilizadas como el modo ideal para registrar sucesos memorables.
 
El cambio que ocasionó primero la fotografía digital, y después la creación de plataformas virtuales para compartir imágenes entre los aficionados a capturarlas, fue la antesala a la época actual en la que un solo dispositivo realiza la toma, la almacena, la modifica a través de alguna aplicación y la comparte en diferentes redes que, a su vez, se encuentran sincronizadas unas con otras. Ante el contraste que esto representa, no sólo por la diferencia entre la cantidad de fotos que se toman y la manera en la que se almacenan, sino sobre todo por las formas en las que se ha desplazado simbólicamente: de ser un objeto al que las personas regresaban para rememorar un hecho significativo, ahora hasta podemos enviar una foto por mensajería para que nos digan qué tipo de chiles debemos comprar. Una de las preguntas principales para la reflexión de este tema, planteada por la doctora, consistió en lo siguiente: ¿sabemos cuántos registros tenemos desde que comenzamos a utilizar un dispositivo digital? Otra de las problemáticas radica en la manera en la que modificamos nuestras maneras de vivenciar el tiempo a través de estos usos: ¿qué es lo que las fotografías están evidenciando?
 
Las cifras oficiales sobre la cantidad de fotos que se comparten segundo a segundo son estratosféricas. La confianza que los usuarios tienen sobre conservar sus memorias en un dispositivo los lleva a acumular de forma asistemática e indiscriminada. Minetras que al utilizar una red social para este fin, se realiza sin considerar que al publicar una fotografía deja de pertenecerles sino que pasa a ser propiedad de la plataforma, ni tomar tampoco en cuenta la posibilidad de que el servicio colapse y se pierda el registro, por mencionar sólo algunos de los aspectos en los que es necesario detenerse a pensar. Además de que al integrarse a estos soportes masivos, las memorias personales se convierten en datos procesados, que permiten que los grandes corporativos comerciales manipulen de forma más precisa nuestras emociones a través de la publicidad. El análisis realizado por la doctora Sánchez Hernández abordó también la relación corpórea que se tiene con los teléfonos celulares o las tablets: cada vez se integran más a las personas, la necesidad de tenerlos cerca es más apremiante. Si bien es cierto que estos dispositivos son ahora parte de la cotidianidad de casi la mitad de la población mundial, las formas en las que inciden en ella todavía no son definitivas. La posibilidad de utilizarlos con una mayor conciencia es algo que debemos de tener presente.
 

A t e n t a m e n t e
"Piensa y Trabaja"

Lagos de Moreno, Jalisco, 30 de noviembre de 2018
 
Redacción y fotografías: Marina Ortiz