La comunidad del CULagos tendrá una liga de baloncesto

En el Centro Universitario de los Lagos es importante impulsar las actividades deportivas que contribuyen al desarrollo integral de sus estudiantes. Por ello, a través del área de Bienestar Universitaria, a cargo del maestro Miguel Moreno Badajós, se ha realizado el Primer Torneo Regional de Basketball, con el objetivo de fomentar y difundir el deporte entre los estudiantes de la Zona Altos de Jalisco. Dado que no existe en la región una liga universitaria en esta disciplina, este torneo da inicio a una serie de encuentros que convocará los distintos equipos, integrados al interior de las instituciones de educación media superior y superior.
 
La jornada del miércoles 23 de enero se llevó a cabo, en las instalaciones del CULagos y de la unidad deportiva de la UdeG, esta serie de partidos. Los equipos competidores fueron “Mad 54”, del COBAEJ, Chipinque de Arriba; el CEBETIS 262; el Instituto Tecnológico Superior, de Lagos de Moreno; la liga municipal Los Halcones; y los equipos de ambas sedes del anfitrión. Conforme ganaban los partidos iban avanzando hacia la final, obteniendo en la competencia los siguientes lugares:
 
3º CEBETIS 262
2º CULagos, sede Lagos
1º Halcones, liga municipal
 
Al frente de la selección del CULagos se encuentra Luis Ignacio Ramírez Aguiñaga, estudiante de la Ingeniería Bioquímica. El equipo entrena de manera formal desde agosto y a partir de esa fecha ha medido sus alcances en tres justas convocadas por diversas instancias de la región. La organización de este torneo da un agradecimiento especial hacia el profesionalismo en el arbitraje, a cargo de David Martinez Gonzalez (con veinte años en el ejercicio de esta actividad) y de Héctor Jimenez de la Cruz (arbitrando en baloncesto desde hace ocho años). A modo de preparación y estímulo, hacia la convocatoria de Intercentros, este torneo demuestra cómo a partir de las iniciativas estudiantiles, las autoridades del CULagos propician los medios adecuados a sus intereses y necesidades.
 
Texto y fotografías: Marina Ortiz