Siembra una semilla

Para 2050 seremos en el mundo 9,700 millones de personas, es decir: habrá más del 30% de personas que en el año actual, por lo tanto se estima que la producción alimentaria tendrá que incrementarse en un 20% para satisfacer la demanda de la población. En este contexto, es importante considerar que para dicha producción alimentaria se continuarán utilizando, como actualmente se hace, plaguicidas que contienen alrededor de 1000 sustancias empleadas como medida para evitar pérdidas en la cosecha, esto debe ser motivo de atención para toda la población.
 
La toxicidad de los plaguicidas involucra tres factores: la función para la que está elaborado, la vía y la cantidad de exposición al mismo; estas sustancias pueden permanecer en la superficie, en el suelo y en el agua durante años, lo cual genera efectos adversos a la salud, desde enfermedades alérgicas crónicas y, a largo plazo, problemas en la reproducción e incluso diferentes tipos de cáncer. Los plaguicidas también son los responsables de las muertes por intoxicación involuntaria en países en vías de desarrollo.
 
Los grupos de riesgo más afectados son los trabajadores agrícolas, que están directamente expuestos a sustancias peligrosas, así como la población que se encuentra cercana a las áreas de cultivo, ya sea por vivienda o por algún otro motivo ajeno a las actividades propias de la agricultura. Finalmente, la población en general es el grupo vulnerable más grande: somos todos, ya que como consumidores estamos expuestos a los residuos de estos pesticidas en los alimentos.
 
Por supuesto que existen medidas para evitar complicaciones a la salud por esta exposición tóxica, algunas de ellas sería el uso adecuado de equipo de seguridad, en el caso de los trabajadores de la tierra. Gobierno y sociedad tendrían que evitar a toda costa el desarrollo de complejos habitacionales cercanos a los campos de cultivo. En el caso de los consumidores, tenemos una medida aún más eficaz que todas las anteriores, esa es la creación de huertos ecológicos en casa que sean sostenibles, de elaboración individual o colectiva (grupos de conocidos, vecinos, familiares o amigos) para asegurarnos de producir alimentos libres de pesticidas químicos y sin que sean genéticamente modificados.
 
Es deber de los gobiernos contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad y es responsabilidad de cada uno de nosotros tomar decisiones conscientes sobre la forma de alimentarnos y el cómo cuidamos la salud propia y de los nuestros. A lo largo de este proceso se debe procurar el consumo de alimentos naturales obtenidos realmente de manera orgánica y saludable.
Te comparto las siguientes recomendaciones para el cuidado de los alimentos de consumo cotidiano:
1.       Prepara la siguiente solución: 1 litro de agua + 1 cucharada de bicarbonato + 1 cucharada de vinagre. Pon en un recipiente todas las frutas y verduras que lavarás. Esto desinfecta y desintoxica de plaguicidas.
2.       Elimina las hojas externas que estén dañadas o en mal estado, para evitar que las bacterias crezcan más rápido.
3.       Retira de los alimentos todas las secciones que tengan heridas, cortes, golpes, zonas muy maduras o con presencia de hongo y sepáralas del resto.
4.       Como último recurso, debes quitar la piel o cáscara de frutas y verduras antes de su consumo, aunque ello represente disminuir los nutrientes obtenidos, puesto que esa primer capa es la que más daño sufre con los plaguicidas. Todas las frutas u hortalizas una vez cortadas o peladas deberán lavarse y refrigerarse inmediatamente.
 
Haz algo por tu salud, siembra una semilla.
 
Dra. Mónica Guevara Ortega
Salud Organizacional CULagos